Le ganó 2-0 en Liniers por goles del uruguayo Silva y Juan Manuel Martínez. Los brasileños, últimos finalistas, se quedaron con un hombre menos cuando apenas iban 2 minutos por la expulsión de Gilberto. Luego, antes del final del primer tiempo, también vio la roja Gil.

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No es un año más para Vélez. Es nada menos que el de su centenario. Y para una temporada tan especial, el sueño de los hinchas está puesto en la Copa Libertadores. Así lo entienden los dirigentes del club de Liniers, como su cuerpo técnico y, por supuesto, el plantel. Y nada mejor que empezar en el Grupo 2 con un triunfo en casa y ante uno de los grandes del continente. Fue 2-0 para los de Ricardo Gareca contra Cruzeiro; un triunfo de resolución más que rápida.

Si en la previa el choque ante los brasileños resultaba difícil para Vélez, todo se definió en los primeros instantes del partido. Porque a los 2 minutos, Gilberto le metió un planchazo en el medio de la cancha a Sebastián Domínguez y el árbitro uruguayo Martín Vázquez le mostró la roja. Y dos minutos más tarde, la conexión Somoza-Cabrera terminó con un desborde por la derecha y un centro que el ex Gimnasia y Esgrima La Plata ubicó en la cabeza del Silva. El goleador uruguayo fue implacable y abrió el marcador en el Amalfitani. Un gol que fue la llave de una noche más serena de lo que se esperaba para el local.

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ABRAZO DE GOL. Martínez, Moralez, Silva y López festejan el segundo gol de Vélez

Serena, pero con más violencia de la esperada. Porque Cruzeiro, con jugadores de buen pie y adeptos al jogo bonito, se olvidaron de esos conceptos y, en vez de jugar, quisieron guapear y pegar. Y Vélez se les plantó. Por eso, por un rato, hubo más fricciones que intención de llegar al otro arco, empujones y algunos golpes con mala intención de ambos lados.

Así y todo, Cruzeiro asomó peligro a los 7 cuando Vélez jugó al offside en un tiro libre y el cabezazo de Henrique fue a las manos de Montoya. Y los brasileños sólo volvieron a inquietar con otro cabezazo, aunque esta vez de Kleber que cruzó todo el arco, en el minuto 41. A esa altura, los visitantes ya se habían quedado con nueve, tras la expulsión de Gil (a los 36) por un foul a Silva cerca del área, cuando ya tenía la amarilla encima. Ese tiro libre de Lima fue atajado por Fabio, en una de las buenas intervenciones del arquero. La otra, cuando a los 24, después de que Moralez se la bajara a López y enviara al corner el derechazo del delantero uruguayo.

Si en el primer tiempo, y pese a la ventaja de contar con dos jugadores más en la cancha, la diferencia no fue tan notoria, en el complemento el equipo argentino fue dueño del partido. Aunque no lo podía cerrar, un defecto que ya mostró en otras oportunidades. Faltaba un poco de chispa y de precisión para terminar la última jugada y liquidar todo. Hasta que Gareca hizo un par de cambios (ingresaron Martínez y Cabral), cambió el dibujo táctico y dejó a tres en el fondo, puso tres delanteros netos, ya que sumó desde el banco a Martínez, y movió a Moralez como enganche. El chiquitín talentoso, de paso, volvió a mostrar su gambeta y su temperamento. Y comenzaron a llover las situaciones de gol. Se lo perdió López tres veces (una tras un toque exquisito de Otamendi) y también Silva, en los primeros quince minutos. Hasta que el Burrito Martínez, a los 33, empujó un centro de Moralez como para reafirmar el dominio que ejerció Vélez durante la mayor parte del encuentro. Y para quedar lejos de cualquier sorpresa que pudiera sufrir en su arco.
El sueño de ganar la Copa comenzó anoche su camino en una Liniers envuelta en banderas y en alegría.