Un avión cae al mar y el capitán dice:
Los que sepan nadar al lado izquierdo, los que no sepan nadar, al lado derecho.
Pasajeros del lado izquierdo, favor nadar hasta esa isla cercana. Pasajeros del lado derecho...
Nuestra Línea Aérea agradece su preferencia, gracias por volar con nosotros.
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Eran dos niños muy pobres, que de repente, ven pasar a Santa Claus y uno le dice al otro:
Papá Noe.
El otro le responde:
Mamá tampoco.
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Un matrimonio estaba cenando con un amigo de ambos. Durante la cena, el marido cada vez que se dirigía a su esposa, le decía cosas tan bonitas como: Amor mío pásame el pan, mi vida me pasas el agua. Durante unos minutos la señora tuvo que ausentarse. En esos momentos, el amigo le dice al marido:
Realmente estoy impresionado de la forma tan dulce con que tratas a tu esposa.
Y el marido le responde por lo bajo:
Es que hace seis años que me olvidé de su nombre.
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En una sala del juzgado, viene entrando el Juez para dar inicio a una audiencia.
En ese momento, el fiscal se levanta y le grita al abogado defensor:
¡Es usted un sinvergüenza!
El abogado defensor le responde gritando:
¡Y usted es un ladrón!
El Juez toma asiento y tranquilamente dice:
Bueno, ya que ambas partes se han identificado plenamente, podemos dar inicio a la audiencia.
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Un barco tenía un capitán muy valiente. Un día van a atacar un barco pirata, entonces, el capitán le dice a uno de sus soldados:
¡Tráigame mi camisa roja!
El soldado se la lleva, y van a la batalla y ganan. Al otro día vienen dos barcos piratas y el capitán le vuelve a decir:
¡Tráigame mi camisa roja!
Ese día vuelven a ganar, entonces, el soldado le pregunta al capitán:
Capitán, ¿por qué cada vez que vamos a batalla, usted pide su camisa roja?
Y el capitán le contesta:
Porque si me llegan a herir, ustedes no se darían cuenta, y seguirían peleando.
Al otro día vienen 10 barcos piratas, y el capitán le dice:
¡Tráigame mis pantalones marrones!
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Llegan los demonios al cielo para disputar un partido de fútbol amistoso contra los ángeles.
- Van a perder, porque tenemos a los mejores jugadores-, dicen los ángeles.
- Sí, pero nosotros tenemos a todos los árbitros-, responden los demonios.
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Entra un borrachito al velorio de un señor, se dirige al ataúd, observa al difunto y comienza a llorar con mucho sentimiento y a decir:
No somos nada, hip, no somos nada.
Y así siguió llorando y diciendo esta frase, cuando se le acercó una de las personas que también se encontraba en el velorio y le preguntó:
¿Tanto quería a su amigo señor, que le duele mucho su muerte?
El borrachito se vuelve y le contesta muy enojado:
Que acaso no está oyendo que no somos nada, ni familia, ni amigos y ni siquiera conocidos.